jueves, 22 de abril de 2010


Hace casi un año El Negro vino a trabajar al DF. Los primeros días nos juntábamos para buscar un departamento donde pudiera vivir con su familia (entonces todavía no nacía su tercer bebé) y caminábamos por Reforma, desde Chapultepec hasta Insurgentes. Una tarde decidimos dejar de engañarnos: si nos reuníamos no era para encontrar un lugar a donde pudiera mudarse, sino para platicar (tal como hacíamos las madrugadas de hace 15 años en Pachuca -decíamos que íbamos a correr, pero en realidad sólo caminábamos y desahogábamos nuestras penas de adolescentes).
Esa tarde, ya el año pasado, en una cafetería vegetariana, empezamos a hablar del internet en los teléfonos celulares y creo que en algún momento dije, mamonamente, una cita literaria. De ahí empecé a hablarle a El Negro de algún autor y cuando menos sentimos, ya tomábamos cerveza sin alcohol y comíamos pan integral.
-¿Por qué no hacemos un podcast? -, preguntó.
-¿De qué?
-De esto, de lo que te gusta y me gusta.
Así, decidimos hacer CapsLock, el podcast de El Negro y El Cocodrilo, donde hablaríamos de tecnología y literatura.
Al principio grabamos en un Sanborns, creo que también en un Vips, pero después de muchos intentos, de que dejamos de vernos por algunos meses (nació su beba, su trabajo aumentó y yo me desvié nuevamente del camino), ayer por fin terminamos el Tomo 0. Son 38 minutos con 19 segundos. Hablamos de paquetes de datos en telefonía celular y sobre Oliverio Girondo. Aún falta crear la página para el podcast, pero de mientras, aquí les dejo un adelanto. Ojalá les guste.

PD. Una última cosa, hay que descargar el archivo.

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