Quiero pensar que sólo me pasó igual que a Forrest Gump, que ayer por la mañana mis piernas se cansaron de caminar, que ya no les interesó seguir andando por la ciudad, que están hartas de los atardeceres que he visto últimamente.
Quiero creer que antier me di cuenta que no se pueden recorrer todas las calles a pie, que hay veces que mejor debo tomar un transporte público, que necesito un descanso.
Por eso no termino por desesperarme; por eso prefiero reposar un poco y no dejar que el dolor en mis piernas me haga pensar que estoy enfermo, que algún virus me ha invadido. Pensé en influenza, pero un síntoma no es suficiente. Pensé en el momento de tensión que viví hace unos días y que, tal vez, al fin empezaba a relajarme. Pensé que era un castigo por haber dejado la lectura de un libro religiosos a la mitad, por haber intentado robarlo y haber imaginado que corría con él entre las manos, por Donceles.
Así que tomé paracetamol y naproxeno.
Ahora espero que mis piernas mañana tengan ganas de caminar de nuevo. Quiero ir al centro, comprar zarzaparilla y hojas de nogal, darme algunas vueltas por las librerías de viejo y, por qué no, ver como se posa el atardecer sobre la ciudad.
Hace 1 año
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