lunes, 20 de julio de 2009

¿Habremos sido Ulises Lima y Arturo Belano? ¿Quizás Octavio Paz y Efraín Huerta?, ¿o hasta cuando dejaré de recorrer la ciudad buscándote?

El jueves, por el msn, le escribí a mi esposa: "Son las 12:30, no he desayunado, no me he bañado, no he trabajado, escucho Carta a Francia y soy feliz". Había escrito un cuento mucho tiempo guardado en el corazón.
En ese instante, recordé esta carta, escrita a Mario Santiago, y a lo mejor presentida por mí para enviársela a mi propio fantasma:
Estoy con las ventanas abiertas, afuera llueve, una tormenta de verano, rayos, truenos, esas cosas que excitan o que impelen a la melancolía.
¿Cómo está México?, ¿cómo están las calles de México, mi fantasma, los amigos invisibles? ¿Sigue en pie Al Este del Paraíso o ya entró en el sueño de los justos?
Cuando mejore mi economía apareceré por tu casa una noche cualquiera. Y si no, es igual. El trecho que recorrimos juntos de alguna manera es historia y permanece. Quiero decir: sospecho, intuyo que aún está vivo, en medio de la oscuridad, pero vivo y todavía, quién lo iba a decir, desafiante. Bueno, no nos pongamos estupendos.
Estoy escribiendo una novela en donde tú te llamas Ulises Lima. La novela se llama Los Detectives Salvajes.
Un fuerte Abrazo
R.

(Bolaño, Roberto (2007), "Carta de Roberto Bolaño a Mario Santiago, 1996", en Infrarrealismo, Cuernavaca, Nomedites, núm. 8, p.7.)

No hay comentarios: