También cenamos mirando la tarde violeta y despertamos sin sueño. Nadamos, comimos, caminamos, anduvimos en combis, fumamos, bebimos, apenas nos mojamos con un aguacero y nos olvidamos de todo lo que en esta ciudad de México pasamos o sufrimos.
Soñamos juntos...
Además, tomamos fotos. Ésta me llama la atención. Está tomada en Santa Prisca.
Entramos a esta parte de la iglesia y vimos a esta anciana rezar. La luz de la tarde se filtraba por un rosetón, cayéndole de lleno a la mujer.
Creo, sospecho, que sus ruegos fueron escuchados.
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