lunes, 23 de febrero de 2009

[...] en verdad ningún hombre que no se rija primero a sí mismo, controlando y teniendo un dominio absoluto de sus deseos y pasiones, puede ser rey. Es aplastándolos y negándose a dejar que ellos lo rijan a él que coloca su corazón en las manos del señor. La mano de Dios es poderosa y aprieta con fuerza, y por eso Dios dijo: A quien amo lo corregiré.

María de las Nieves, citando a sor María de Ágreda, en una especie de cumplido o prejuicio a quien será el padre de su primer hija; a quien le enseñará a fornicar en diferentes posturas, como sólo los indios y los animales hacen; frente a quien le ha de hacer olvidar a José Martí; delante de quien ha de ser rey; frente a quien nunca podrá ser el Esposo Divino.

No hay comentarios: