martes, 30 de diciembre de 2008

Creo en las coincidencias. Se sabe. Por eso no es extraño que debiera leer esos tres libros para llegar al día de hoy, al día de ayer, a todo lo que esta semana ha pasado.
Por la mañana supe que era momento de hacerlo. Así que prendí la computadora y comencé a corregir. ¿Cuántas correcciones he hecho? Ya no recuerdo. La novela ha cambiado de nombre varias veces. Hoy me sentí feliz con el título, con los epígrafes que le dan una razón de ser al contenido, con las 122 páginas, con el punto final.
Sé que aún debe haber una revisión más, esa puntillosa que hace falta, pero será lo de menos.
Hoy, antes de que se me terminara el año, tomé la novela y la vi con otros ojos. Creo que está lista, ya nada le falta ni le sobra. Es muy diferente de la que por primera vez creí terminada. Pero ya el tiempo dirá si es necesario hacer más con ella.
Estoy feliz: este año terminé lo que durante cuatro años no pude. Estoy contento: me gustó el resultado final.
Ahora a esperar, a no apresurar las cosas: "nada es antes ni después".
Habrá que meterla al cajón a reposar.

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