miércoles, 13 de agosto de 2008

Le comento a mi esposa que nuevamente voy a ponerme el suéter negro. Observo que está a punto de recriminarme, pero argumento que la semana pasada no lo vestí. Luego, para evitar algún comentario a esa hora de la mañana, tomo el suéter azul y le preguntó si ese está mejor. "Ese sí ya ni para dormir lo sueltas", me dice bromeando. Y es que últimamente visto demasiado ligero: mis zapatos negros que se sienten como pantuflas, un pantalón de mezclilla, una camiseta blanca y encima un suéter, como aparentando desenfado.
"Comprende que necesito un poco de libertad", fraseo engoladamente, "al menos en el vestir, quiero rebelarme a la dictadura de la buena etiqueta, quiero ser libre". Ella ríe a pesar de todo el cansancio que trae consigo.
Después salgo de la casa sintiéndome ligero, sin importarme que las compañeras de la oficina puedan hablar sobre mí, que puedan rememorar a aquel que siempre llegaba muy bien planchado, con todo el pelo embadurnado con gel. Camino y me siento bien, como si un poco de juventud remanente entrara en mi cerebro y entonces ya no me importa leer en el metrobús a pesar de llevar el libro pegado a la cara (pues el transporte va lleno a reventar), ni sentarme en el piso en el Metro (si es que no hay mucha gente, pero sí pocos asientos desocupados), ni cantar silenciosamente mientras escucho alguna canción que me gusta (aún cuando me rodea gente extraña), ni decirle a medio mundo lo que creo que soy, pues ha llegado el momento de salir de la burbuja que me formé con tal de no seguir sufriendo, autoflagelándome, autocompadeciéndome. Qué importa ya que digan, que hablen, que no coincidan con lo que pienso, con lo que soy.
Hoy amanecí echado hacia adelante y por eso me puse los zapatos que he calzado desde hace tres semanas, y me pusé el pantalón que ayer traía, y el suéter que ya casi adivinan mis compañeras de trabajo vestiré y me peiné sin el cuidado que antes ponía,y salí contento, caminando, mientras mi esposa, desde el balcón de la casa, le decía adiós a su esposo, sin saber aún que éste, ahora sí, ha decidio meter a fondo el acelerador y saltar al vacío...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡UN APLAUSO!

Miguel, me encantó saber que estás relajándote en el vestir y en la vida en general. Te recomiendo comprarte unos converse, yo tengo rojos y negros, jejejejeje. Saludos a tu esposa. Por cierto, hackearon mi correo, la próxima semana te llamo para vernos.

Fabiola Pech.

Anónimo dijo...

Bien por ti, estoy de acuerdo con el comentario que te hace Fabiola, la verdad es que no te debe importar lo que piensen de ti, tus compañeras y mis ex compañeras, viste y haz lo que te de la gana, total que más da ...

Mart..

A. dijo...

eso eso eso!!!

Anónimo dijo...

Ya te estabas tardando!!! Acuérdate que los demás bien o mal siempre hablarán, así que ¿de qué te preocupas?

Mándalos a volar

MR.