jueves, 26 de junio de 2008

Mis pesadillas son cada vez peores (¿pueden ser peores las pesadillas?). Ahora no se trata de ratas, ni de personas persiguiéndome, tampoco de flotar sobre el vacío o sentir que un cerro se desploma sobre mí. Ahora soy yo quien genera la pesadilla.

Estoy viendo la tele en casa de mis padres, y en la pantalla aparece mi abuela muerta, algunos tíos y mis padres bailando al estilo de Zorba el griego alrededor de una planicie. Mis papás, que ven junto conmigo la televisión, se notan asombrados, mucho más cuando se va la luz y en la pantalla sigue aquella escena.
—¿De cuándo es eso? —, les pregunto.
Pero ellos no responden, sino que siguen viéndome con la cara descompuesta. No hay luz, he desconectado la clavija de la tele, pero a través de mi ojo derecho emito la proyección que llena la pantalla. Entonces noto que todos lloran, que bailan en una especie de ritual y que están alrededor de una tumba.
—Me está empezando a dar miedo —, musita mi mamá, mas alcanzo a escucharla.
Observan mi inquietud ante esas imágnes y les exijo gritando que me digan de cuándo es esa escena. Ellos ven mi ojo del que sale luz como a través de un proyector cinematográfico y creo que pueden ver mi interior. Entonces gritan. Hay una oscuridad con forma humana que los lleva al llanto, me temen.

La pesadilla sigue por varias horas (creo), pero yo me mantengo sin movimientos (mi esposa me lo dijo por la mañana, ella despertó a media noche y no notó que mi sueño fuera inquieto). Sé que debo despertar, que quiero despertar, pues me hace daño ver cómo mis seres queridos me temen, me huyen. Sin embargo, cuando suena el despertador, sólo estiro una mano y vuelvo a soñar, otra vez con la casa de mis padres y siento miedo de abrir, a pesar de que ahora sé que está abandonada, pues no quiero mirarme en ningún espejo, ver esa luz que en su centro muestra toda la oscuridad que hay en mí y a la que todos temen.

A lo lejos sólo escuho a la yegua nocturna relinchar, y en sueños recuerdo a Borges descomponiendo a la pesadilla en dos palabras: nigth mare.

Debo despertar.

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