jueves, 29 de mayo de 2008

Observo a un hombre colocar las flores que venderá sobre un huacal. Después, con un ramo de perejil mojado en algún líquido, hace la señal de la cruz sobre la mercancía y mueve los labios ligeramente.
Recuerdo a Chucha barrer su puesto y posteriormente rociar el piso con amoniaco; a don Emilio prender una veladora y esconder tras su vitrina una herradura con ajos, hilo rojo y una estampa de San Miguel Caballero; a una de mis tías poner en un vaso con agua perejil y colocarle moños rojos a una sábila; a los Chenchos preparar una cubeta de agua con algunos líquidos, rociarla en el piso y después tapar el olor con aserrín, y a mi papá poniéndole claveles rojos y blancos a su imagen de San Judas Tadeo.
Pienso que cada comerciante tiene sus "estrategias" de venta: "se venden 'exquisitos' licuados", "las auténticas uvas 'Domecq' sólo se venden aquí", "lleve calidad no cantidad"... Los hay que rezan, los que rocían sus menjurjes, los que le hacen al esoterismo, los que se encomiendan a sus muertos... Pero sobre todo, los comerciantes son una especie de héroes: diario salen a trabajar, diario nos ofrecen una buena cara, diario responden decenas de veces el precio del producto por el que preguntamos, diario sacan su mercancia y diario la guardan... Pero sobre todo, diario confían en que ese día, el que están viviendo, las cosas irán mejor, alguien llegará y con su "buena mano" permitirá que sus ventas se eleven, acabarán con su mercancía rezagada, el día le pintará mejor...
Entonces, pienso en mis padres, que a esta hora estarán encomendándose para salir a atrabajar, añorando que las ventas vuelvan a ser las mismas que hace 15 años, esperanzados en que los zapatos que les pidan les sean surtidos por el distribuidor, o que alguna clienta necesite con urgencia una falda como la que aparece en sus catálogos, y les pague de contado, o que aquella clienta que se ha atrasado 3 quincenas, el día de hoy reconozca su falta y les reponga los adeudos e incluso les adelante un pago...
Pienso en ellos y descubro que todas las veces mis conversaciones, mis pensamientos, llegan al mismo punto.

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