martes, 5 de febrero de 2008

Estamos sentados afuera del hotel Sheraton Centro Histórico. Es casi de noche. Ella toma un café y yo un té.
Hemos comido en el Mercado Juárez, luego recorrido el centro a pie, saboreado un plátano asado con lechera, visto ahí, platicado allá, averiguado en otro lugar.
De pronto, a lejos distingo a una compañera de la Facultad. Estiro la mano y ella se acerca:
—¿Qué hacen? —, les pregunto (va con su esposo)
—Caminando por la vida, ¿y ustedes?
—Viéndola pasar.
Decimos algunas otras palabras y no los entretenemos más.
Se alejan por la calle, tomados por la cintura.
Ellos también son felices, pienso.

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