viernes, 23 de noviembre de 2007

¡Felicidades!

Pam se perdió en el bosque. Entonces tenía 17 años. El Catrín iba con ella y cuando los vimos regresar, con pasto en la ropa, supimos que nada malo les había pasado. Él tenía 21 años y media hora después iríamos a la misa en honor de su abuela recién muerta.
Se hicieron novios, terminaron, regresaron. Y en ese tiempo, amigo inseparable de El Catrín, pensé que él le había salvado la vida a Pam, pues la había hecho superar muchos problemas que cargaba.
El Catrín se vino a estudiar al D.F. y su vida pareció caer en una modorra que él mismo no podía controlar. Por eso, cuando ella aceptó venir a vivir con él, atiné a pensar que Pam le había salvado la vida.
Ayer, mientras los escuchaba hablar de vómitos, mareos, ascos; mientras nos enseñaban la prueba de embarazo; al tiempo que manoteaban, hacían planes, supe con certeza que ahora el bebé que esperan será quien realmente les salve la vida a los dos, y los impulse a conseguir todas las metas que han vislumbrado.
(No puedo decir más, pues las palabras no me son suficientes)

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