viernes, 20 de julio de 2007

Salgo de bañarme.
No hay qué hacer en la casa.
No tengo un plan preciso para pasar el día.
De repente pienso en los jubilados.
Y creo que las vacaciones, en soledad, son un perfecto ensayo para lo que vendrá en unos años.
Esa melancolía y tristeza que produce el no tener nada urgente qué hacer.

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