viernes, 20 de julio de 2007

El tipo que vende las lociones tiene cuerpo de gimnasio, usa una playera muy ceñida y tiene cierta elegancia cuando dice cualquier palabra.
Nos ofrece olores a maderas, frutales, exóticos, afrodisíacos... Llena papelitos con aromas, nos da a oler café para que la nariz sea capaz de percibir de nuevo, en fin, pasa cerca de 15 minutos dándonos a oler...
Luego, de camino a casa, nos comenzamos a burlar:
-Ese chavo de seguro memorizó un diccionario de sinónimos...
-Y luego cuando te dicen: "buscas algo en especial", ¿crees que te den una loción si les dices: quiero un aroma ligeramente amaderado, para usar de noche, aunque tenga un ligero toque frutal y exótico?
Reímos.
Sin embargo, la carcajada se ahoga cuando recuerdo:
-Este perfume es ideal para las noches con luna-digo imitando al vendedor, recordando lo que nos dijo hace unos momentos-, por su extracto frutal da la impresión de la felicidad infantil; por su ligero olor a maderas permite imaginarse en un bosque de encinos, y una fragancia sutil de flores otoñales provoca que uno se ponga nostálgico, aunque feliz...
Volteo a ver a mi esposa.
Al oler aquella fragancia, uno imaginaba todo eso...
Termino de ahogar la carcajada y cambio de tema.

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