jueves, 5 de julio de 2007

La Mona viene en paquete

La Mona tiene mi edad y vive por mi rumbo, es amiga de mi esposa y disfuta de las noches en el centro de Tlalpan cuando cenamos en La Rayuela...
Tengo ocho años de conocerla, y a pesar de que fue mi jefa en Radio UNAM y en Universum, cuando pienso en ella me viene a la mente la palabra "amiga". También, en esos momentos, la escucho llamarme por el diminutivo de mi nombre, preguntar por mis papás y mis sobrinos, por mi actual jefe y por el libro que estoy leyendo.
A veces la imagino en la puerta de su casa invitándonos a pasar, o abriendo el zaguán para que su papá meta el coche. En seguida vislumbro a Don Rober con una de sus bromas ácidas, dándome un abrazo, un apretón de manos. Entonces, en mi mente, aparece su mamá y esa sonrisa que siempre trae, saludándonos como los hijos pródigos. Luego llega su tía la investigadora y nos habla afectuosa, como si fuéramos íntimos de la casa, y entonces de repente ya nos rodean también su abuelita y, a veces, su abuelito, quien es jardinero (tal vez por eso su casa es una selva en miniatura, llena de olores y tonalidades que encantan a quien entra). Ya de noche, una vez que aceptamos pasar a cenar, a tomar un café o tan sólo a platicar, imagino que llega su hermano y me da un abrazo, me regala una sonrisa. Y hace lo mismo con mi esposa. Luego se quita los audífonos del walkman y se desaparece subiendo por las escaleras.
Son como una especie de Beverly de Peralvillo, donde si uno se imagina al Borras, debe pensar en la Pecas, El Bigos, El Harapos, El Comanche y La Suegra.
Por ejemplo, hace unos días caminábamos por el centro cuando de repente oímos una voz que nos llamaba. Vimos a la Mona y en un segundo, cual agentes de la AFI en plena acción, toda su familia ya nos tenía rodeados. Nos platicaban, nos daban consejos, preguntaban por nuestras vidas, nos reían, nos bromeaban... Fueron escasos 40 segundos, pero al alejarnos algo en nosotros había cambiado. Quizá la prisa que llevábamos se había tornado en sorpresa y después en felicidad.
Qué decir, es lo que provocan los Genis Chimal en quienes los rodeamos.
Por eso cuando pienso en la Mona, pienso que sin duda La Mona viene en paquete.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo la última vez que la ví fue en el metro Universidad, yo compraba un boleto para el servicio y ella cruzaba hacia Santo Domingo.
Iba a prisa, pero tengo clara su imagen, así la recuerdo. Aunque ahora tengo más imágenes en la mente.
Saludos para todos, incluida ella y si es necesario pues al resto del paquete.
Ró.