lunes, 18 de junio de 2007

La vida de nosotros (2a. parte)




Una ocasión me pregunté qué sentirían los artistas cuando les inventaban romances, juergas, pleitos. Hasta que tuve la oportunidad de experimentarlo.


En la oficina, como algún día comenté, me encierro tras la puerta y muy raras veces salgo a convivir con mis compañeras. Sin embargo, muchas historias sobre mi esposa y yo han corrido por los pasillos de esta Dirección.


Han dicho que mi esposa viene y me grita (¿acaso las risas pueden confundirse con gritos?); que me ha abandonado tres veces (¿no saben que a un reportero pueden mandarlo a cubrir un evento a otro estado de la República y por eso carga con una maleta?); que lloro amargamente (la falta de lentes y el exceso de lectura para el trabajo lo explican); que me pega en la casa (¿tendrán una cámara oculta que nos vigila?); que me ha corrido (la versión se la debo a un amigo quien en lugar de decir que esperaba su salida para ir a tomar, bromeó que me iba a llevar a un hotel a pasar la noche); que somos infelices (¿cómo lo sabrán?), y que me ha quitado la poca dignidad que tenía (supongo que es por los llantos, los escándalos que me arma y los gritos).


No sé de donde sacan todo eso: ¿acaso no les dice nada el olor a café o tamales que se queda en la oficina cuanda mi esposa, después de desayunar juntos, se va a trabajar? ¿no se les hace raro que me limpié los labios o el cachete del labial que ella me deja? ¿pensarán que cuando contemplo pasar a la gente por CU realmente estoy melancólico?


El día que nos enteramos de todo esto, nos fuimos a casa riendo, pensando qué puede llamarles la atención de nuestra vida a mis compañeras, cómo pueden gastar su tiempo inventándonos historias y no en dedicarse a vivir.


Reímos mucho, lo juro, hasta que llegó a nuestras manos la última edición de la Gaceta y encontramos una foto, en portada, de mi esposa dándome un golpe y un globo de diálogo en donde yo explicaba: "me corrió de la casa por tercera ocasión. Pido que me devuelva mi dignidad"...

1 comentario:

Anónimo dijo...

CHE MIGUEL. DIVERTIDÍSIMO TODO LO QUE SE INVENTAN TUS COMPAÑERAS. QUIZÁ SE DEBA A QUE ES RARO QUE UNA PAREJA SEA TRANQUILA Y SE AME SIN MAYORES COMPLICACIONES, COMO USTEDES LO HACEN...