lunes, 28 de mayo de 2007

Y tú, ¿ya te viste?

Mi esposa, que tal vez sea quien mejor me conoce, me pregunta: "¿Serías capaz de perder la vista (aunque ya nunca más pudieras leer) con tal de ganarte el Melate?".
Inmediatamente contestó que sí: que la educación de mis cuatro sobrinos, la salud de toda mi familia, el bienestar de quienes amo, vale eso y mucho más.
Ella no está del todo de acuerdo, pero cede un poco.
Entonces, empiezo a fantasear con mi sobrina viajando por todo el mundo visitando a los mejores especialistas...
Con mi sobrino el mayor estudiando en el MIT, en la Sorbona...
Con el hijo menor de mi hermana en el coche (que le prometí) con sus maquetas o proyectos en el asiento trasero...
Con mi sobrino el más pequeño tal vez en la Universidad del Futbol...
Luego me regodeo con mis padres sanos, con mis suegros sanos; mi hermana sin enfermedades, mi cuñado sin enfermedades; mis cuñados contentos, mis concuños contentos...
Mi mujer feliz al saber que todos están bien, con el costal de problemas que siempre carga al hombro, vacío...
Yo me observó frente a una ventana, con la luz vespertina filtrándose a través de las cortinas (siempre me han gustado los lugares comunes), ciego, recordando esos libros que aún conservo en la memoria: Casa Tomada, de Cortázar; Cien años de soledad; Los veinte poemas para ser leídos en el tranvía; algunos poemas de José Emilio Pacheco; las historias de Paul Auster; ...
Y ahí, en ese instante cuando mi esposa aún me mira y yo puedo mirarla, mientras viajamos en el vocho y anhelamos que los números de nuestro Melate sean los ganadores, soy completamente feliz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, ya me ví, al igual que tú pienso en la felicidad de mis padres y mi hermana, sin más preocupación que ir a la escuela y de mi madre de hacer de comer para mi padre.

El bienestar de mi hija y Emilio, con una madre en casa que no está trabajando todo el día y aunque ciega, está a su lado. Creo que sí, si lo haría.

MR.

Anónimo dijo...

Pues, yo diría que no. Eso es como un camino fácil para todos y luego entonces no es vida pero si lo sabré yo. Además, mala tu mujer bien que te conoce, le echó limón a la yaga.
Ró.