martes, 8 de mayo de 2007

Sin inocentes ni culpables

Conocí a David Jaramillo en la Facultad de Ciencias Políticas. Digo conocí porque platiqué con él un par de veces sobre la huelga de '99, sobre las acciones a tomar según cada uno. En ese entonces yo era cocinero del CGH.
Tiempo después supe que se había enamorado de Daniela, una joven que experimentaba la izquierda y los movimientos sociales desde una lujosa cabaña en el Desierto de los Leones.
Luego lo vi en la tele amarrando a unos profesores de la FCPyS durante la "conmemoración" del inicio de la huelga.
Más tarde supe que lo expulsaron de la UNAM y que gracias a su tío (trabajador de Rectoría) logró terminar la carrera (aunque de esto no estoy muy seguro).
Se fue a Los Cabos siguiendo a su amor y posteriormente viajó a Chiapas o Oaxaca a tomar fotografías de la represión del Estado (mismas que aparecieron en la revista Milenio o en La Jornada).
Hace unos años, en las revueltas de la sección 22 del magisterio de Oaxaca, como reportero de El Universal, fue "agredido" por un manifestante, quien lo empujó y trató de arrebatarle su cámara fotográfica. Ahora David estaba del otro lado.
¿Y a qué viene todo esto? Supongo que es parte de lo que mi memoria asocia con una imagen de televisión vista por la mañana: la captura de Carlos Ahumada cuando apenas era liberado tras varios años de un juicio plagado de irregularidades.
No sé si Ahumada es culpable o inocente, no sé si lo sea Bejarano, Ímaz, Fox, Calderón, Jaramillo...
Pero resultó frustrante ver al empresario favorito del PRD en 2000 (con Rosario Robles a la cabeza) gritando desesperado a su esposa: "Ceci, llévate a los niños" y los policías de la PGJDF empujando, golpeando, como si los delincuentes fueran otros, quizá los hijos de Carlos Ahumada, quienes se debatían entre el llanto y los golpes de los agentes ministeriales.
"¡Emiliano, Emiliano, Emiliano!" alcanzó a decir el argentino antes de que lo subieran a la patrulla... Y entonces todo el dolor, sufrimiento, aprehensión y soledad que vivió durante los últimos años fueron pocos al lado de ese sentimiento que le hacía defender a su hijo a pesar de que a él ya lo jalaban, lo golpeaban, lo sometían y lo metían a un carro...
Repito: no sé si Ahumada es inocente o culpable, pero al menos me queda claro qué tipo de padre es...
PD. ¿Hasta cuándo la izquierda (esa que todos deseamos) dejará de actuar como los gobiernos represores que tantos militantes le mató?
¿Qué se sentirá estar del otro lado? ¿Algún día Ahumada podrá darnos su versión de los hechos? ¿O aparecerán nuevos videos desde Cuba, desde la PGJDF, desde algún edificio de Copilco donde un bebé recién nacido sonríe a su padre canoso y mal peinado?
PD2. Perdón por hablar de política, todos saben que en este aspecto soy un gran intolerante...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No, no, yo sólo sé que hablas porque tienes boca :)
Ró.