martes, 8 de mayo de 2007

Pedagoga Ojos Tristes

En 2000 fui a Veracruz huyendo de una depresión y de un amor que no había fructificado. Primero visité Tecolutla con mis padres, y luego, tras un viaje thelmaylousiano con Juanjo, llegué al puerto a visitar a una exnovia. Ahí, en medio del calor, la humedad y una resaca que comenzaba a afectarme los huesos, visité el departamento en donde vivía Ojos Tristes.
Ella estaba desmaquillada, hablaba rápido y a leguas se notaba que no era jarocha. Fumaba un cigarro con rapidez, platicaba de un marino que había sido su novio y al parecer había intentado un reencuentro. Sus ojos reflejaban una tristeza oculta tras el rencor que me hizo saber qué tipo de persona era, estar seguro que el destino me había regalado al gemelo que en ese momento necesitaba.
Luego de maquillarse, salimos a caminar junto con Villalobos (mi ex) y recorrimos a pie el malecón hasta llegar a Boca del Río. Supe que al igual que yo había salido huyendo del Distrito Federal, sólo que ella por la huelga de la UNAM (en ese momento estudiaba en la UV y estaba dudosa entre regresar a la Ciudad de México o acabar su licenciatura en tierras veracruzanas).
Esa noche fuimos a un bar, bailamos, jugamos billar y tomamos mucha cerveza (creo), luego encontró a un amigo y se fue. Villalobos y yo regresamos a casa de su madre y comenzamos las despedidas, pues al día siguiente regresaría a Pachuca.
Vi una vez más a Ojos Tristes, desayunamos pellizcadas dulces y en algún momento planeamos regresar juntos al Distrito Federal, pero al final no fue posible.
Ya en México, la vi varias veces más, nos hicimos amigos y soportó muchas ocasiones mis sufrimientos. Después de algunos años, un día comimos juntos. Me enteré de la trágica muerte de aquel marino, de la visita de Ojos Tristes a la tumba y de toda la historia mágica que rodeó aquella relación frustrada.
De Villalobos ahora sé muy poco, sin embargo de Ojos Tristes, puedo decir que aunque no tengo noticias, el día cuando nos veamos, tal como la vez cuando la conocí, podré explorar la infinitud de sus ojos y saber cómo se encuentra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Chale, me voy a salir del tema pero parace que la UVM, La Universidad del Vago de México, se convirtió en el refugio de los unameros frustrados. Yo no sé si aplaudirles o simplemente llorar por ellos.
Ró.