viernes, 23 de febrero de 2007

Planeé leer toda la tarde. Estaría solo en casa y aprovecharía para terminar un cuento muy largo de Isak Dinesen. Sin embargo, a eso de las siete de la noche, mi esposa llamó por teléfono y me dijo que ya no vería a su amigo, así que llegaría en una hora.
Ofrecí ir a recogerla a Insurgentes, para que no pagara el taxi o no se desesperara con tanta gente en el microbús...
Así que, después de algunos minutos de espera dentro del carro, la vi a lo lejos, tratando de esconderse a mi vista.
Nos saludamos con un beso y fuimos a comer tacos de suadero a la colonia Volcanes: son baratos, sabrosos y de vez en cuando tienen promociones de 2 x 1. Pedimos tres tacos cada uno, ella tomó una coca cola y yo un boing. Ambos mirábamos en la televisión la serie Amor Mío y saborábamos lo picoso de la salsa verde. A veces nos mirábamos y sonreíamos. Creo que incluso, mientras alguno de los dos masticaba un taco, nos dimos un beso o al menos lo intentamos.
De pronto, sin que entendiera a qué se refería, ella soltó: "No sé que hacemos buscando en otras personas".
Pensé en infidelidad, en traición y hasta el taco se me atoró. Sin embargo, la naturalidad, la sonrisa que acompañó la frase y quizá la forma en que siguió comiendo, me hizo sentirme tranquilo.
"¿Eh?", creo que balbuseé. "Sí, que si somos tan felices juntos, no sé qué buscamos al pasear con nuestros amigos, o haciendo cosas con otras personas", creo que dijo.
"Supongo que es lo que nos permite ser felices", le contesté no sin sentir que eso ya lo había dicho ella antes. "Quizá al estar con esos amigos, con esas otras personas, conservamos nuestra individualidad, y por eso disfrutamos más nuestra vida en pareja".
Di un trago al boing, ella volteó a ver la tele preguntándose por qué Marcos (el protagonista) tiene un hijo con una mujer que no es Abril (la protagonista también). Luego pedimos la cuenta y nos fuimos a casa.
De camino sólo alcancé a suponer que esa es la forma como se descubren las grandes cosas, las grandes enseñanzas, o sea, sin pensar demasiado en ellas, si no como una especie de iluminación que nos llega de repente y nos permite seguir con la vida como si nada, aunque sospechando que hemos sido parte de algo muy importante, que hemos atravesado por uno de esos pequeños momentos de sabiduría.

No hay comentarios: