lunes, 11 de diciembre de 2006

Necrologías

Se empieza a morir cuando se nace, eso nadie lo duda. Sin embargo, hay momentos cuando pensamos más en la muerte: después que nos detectan una enfermedad, al cumplir un año más de vida, al acercarse la Navidad...
Pero todos estos momentos, lejos de reflejar un presentimiento de la muerte, manifiestan un hartazgo de la vida: se empieza a decir que nos queda poco tiempo de vida, se despreocupa uno por su apariencia, por el mañana. Pero esto, ¿a qué se debe?
Supongo que llega el tiempo en que lo único que se busca es dejar de decidir, dejar pasar y dejar hacer...
Hace algunos días mis suegros empezaron a hablar del asunto. Me preocupa, pues sé que deben estar pasando por una especie de depresión y es necesario que alguien los saque de ella. A veces me gustaría decirles que mis padres son más viejos, que están enfermos, que en ocasiones el trabajo no les da todo cuanto quisiera, pero sé que eso no servirá de mucho.
Pienso que la respuesta más bien está en un cambio de actitud.
La semana pasada leí el libro "Necrologías" de Antonio Ramos, en donde además de pensamientos, cuentos y poesías, el autor pretende hacernos creer que habla de la muerte, pero nada hay más lejano a eso.
Siento que más que de la muerte, nos habla desde la vida, pero desde esa vida que es un conjunto de reflexiones, como cuando hablamos de un muerto y resumimos sus virtudes y defectos (dixit Cortázar).
Así, el libro, lejos de llevarnos al fin de la vida, nos lleva a plantearnos lo bueno y malo que hemos pasado y que nos permite decir: aún estamos vivos. Es cómo si Toño Ramos pretendiera convertirse en el personaje de "Sostiene Pereira" (encargado de escribir necrologías, cuando lo único que puede hacer es reflejar vida y revoluciones).
Por eso, al terminar de leer el libro, sé que no está mal pensar en la muerte. Sin embargo, sí está mal hacerlo cuando se vislumbra el fin, y no cuando se reflexiona sobre el pasado.
Pero, ¿cómo decírselo a mis suegros, a mis padres, a mi hermana?
Espero que sólo sea el reflejo de que el fin de año se acerca... y no que su alma ha empezado a envejecer...

1 comentario:

Ogirdor dijo...

Güey, ya te leisté el libro NECROMANICÓN de Lovercraft. Igual te sirve. Ándale manto leételo.
Por cierto, yo he hecho manzanas con canela, azúcar y clavo pero siempre me ponen cara de fuchi o que son muy dulces ó que no les gusta porque los sabores se mezclan; en resumen si es crudo es mejor, jaja. Así que no se queje culera.
By the wa, cuándo vas a aceptar que yo soy el amor de tu vida, que yo te cambié la idea aldeana que traías, que shhyoooo soy lo mejor que te ha pasado. RSVP.