martes, 5 de diciembre de 2006

Gracias al messenger

Hace poco me integré a la tecnología: al messenger, al e-mail, a los blogs. Hasta entonces creía que sólo quitaban el tiempo y que impedían que la gente se relacionase entre sí. Por ejemplo, en mi trabajo no falta quien chatea con la persona que está en la oficina de al lado o a 10 metros. Por eso, por reduccionista y por tomar estos ejemplos cómo únicas verdades, es que me negué durante mucho tiempo a comunicarme por medio de la computadora.

Sin embargo hoy me llevé una sorpresa. Pero antes, el contexto.

En 1990 mi hermana dejó de vivir en casa de mis papás. Se mudó a Querétaro a estudiar y tiempo después se casó. Como en toda familia, hubo lágrimas, abrazos y algunos problemas, mismos que hicieron que la distancia en kilómetros se cuatriplicara y nos alejáramos cada vez más.

Luego yo me mudé al Distrito Federal y aquella familia quedó separada más por costumbre que por kilómetros.

Ahora, a diferencia de hace algunos años, nos llamamos tres o cuatro veces por semana (yo lo hago con mis papás) y a mi hermana le llamo los domingos (a veces me pasa a sus hijos y otras sólo conversamos sobre comida, deudas y futuros encuentros que nunca llegan).

Por lo regular cuando me conecto al messenger aparece un mensaje de ella que me saluda y desea un buen día. Yo le regreso los buenos deseos y nos olvidamos el uno del otro hasta la mañana siguiente.

Sin embargo, hoy fue diferente. De repente, en medio de ese protocolo que son los saludos me escribió:
-Oye?
-Qué pasó?, le respondí.
-Sólo quería decirte que te quiero mucho...
-Gracias, le dije debido a mi maldita costumbre de nunca decirle a la gente que también yo la quiero.
-Y que aunuqe tu sobrino se ría, eres mi hermano consentido (soy su único hermano, cabe aclarar).

Entonces le envié una "carita" riéndose y hasta ahí llegó la conversación.

Creo que siempre he sido un hombre solitario, a pesar de que tengo muchos amigos. Mi intimidad casi no la comparto y la única persona con la que he logrado vivir más de una semana sin pelear es mi esposa (y aún a ella no le platico todo lo que pienso)...

Hoy, por raro que parezca, estuve meditando qué tan importante es decir "te quiero", "te aprecio", "eres importante para mí", y después de algunos minutos, lo único que me quedó en claro es que tal vez, si de niño, si en mi adolescencia, alguien me hubiera dicho esas frases, ahora no me gustaría tanto la soledad...

Pero como dice Serrat, "hoy puede ser un gran día..." y quizá, sea el mejor día para comenzar a cambiar y a decir "te amos" a las personas que realmente quiero.

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