Afuera un helicópetro sobrevuela la zona. He visto pasar convoyes con policías de armas largas. Multimedios los sigue con cámara encendida. Yo, al interior, escucho a una mujer pedir al espíritu santo que descienda y nos ilumine. A punto de salir, un hombre me detiene y me pide dinero. El helicóptero sigue ahí, encima de la cruz en plaza de la Basílica. Me han dicho que me aleje en cuanto escuche un helicóptero, pero yo soy feliz, inmensamente feliz caminando por esas calles extrañas, que han sido las vitaminas que necesitaba para regresar y ponerme a escribir.
Así que, como decíamos ayer...
Hace 1 año
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