sábado, 17 de julio de 2010

"Hoy me gusta la vida mucho menos / pero siempre me gusta vivir: ya lo decía"

Regresé a Pachuca después de mucho tiempo, y me refiero a caminar por ella, a recorrerla en búsqueda de algo. Empecé por Cuesco, tratando de tranquilizarme, hasta que pasé por las colonias Constitución y Morelos. Subí por calles de mi infancia, fui a lugares que nunca visito, incluso entré a un covento a pedir informes. Nada.
Y mientras buscaba con la esperanza de no encontrar, recordé una pregunta de txt:::nauta hace algunos meses: "¿Qué tanto tiene tu novela de ti?".
Había visto los cultivos de alfalfa mientras viajaba en el ADO, había llegado en busca de un pasado, caminaba sin rumbo... Era alguien que deseaba sólo hallar un salvavidas en medio de la tormenta. Me acordé de ciertas vidas de santos en mi librero, de algunas recetas naturistas que a veces les doy a mis compañeras de trabajo y pude sentir en la bolsa del pantalón una imagen del Niño Jesús de Praga que mi esposa me dio para que rezara y me sintiera más tranquilo.
¿Tal vez había presentido al escribirla lo que vendría después? No lo sé, sólo creo que ahora le daría otra respuesta a txt:::nauta.

Las vacaciones siempre me reciben con los brazos abiertos: pendientes que deben resolverse, problemas familiares, contratiempos... Esta vez no fue la excepción. Sin embargo, cuando estaba a punto de caer, recordaba los ojos de mi esposa, esa tranquilidad que últimamente refleja su rostro, y eso me hacía sentirme esperanzado.
Siento que ahora me pasa con mayor frecuencia eso: sentirme dichoso aunque todo alrededor sea negrura. Por ejemplo, el miércoles llovió muy fuerte por la casa. Era de noche y pensé en decirle a ella: "¿Y qué tal si se nos va la luz?", pero evité hacer ese comentario pues sabía que ya se nos había ido la luz. En otro momento hubiera recordado un "hoy estoy para penas solamente", o un "hoy me porté mal con la vida" o no hubiera dudado en releer los diarios de Julio Ramón Ribeyro y regodearme en la tragedia. Pero algo hay ahora, no sólo el bebé, no únicamente mi esposa, que me tiene con ganas de no darme por vencido...

Se acercaba la navidad de hace ocho años cuando mi jefe nos invitó a desayunar a un Sanborns. Estábamos todos los que eran parte de "su equipo". Ya habíamos desayunado y nos dio regalos a todos. A mí me dio algunos libros con una dedicatoria que unos meses después sonaría como una mofa o una burla de la vida: "Por los años de amistad y los proyectos que aún faltan. Tres de mis poetas preferidos".
Es curioso, tal vez por los problemas que vinieron después, nunca leí aquellos libros. Sin embargo, el jueves, cuando parecía que la semana terminaría peor de lo que había comenzado, cuando me desperté con dolor de estómago, cuando estaba a punto de claudicar, me acerqué a uno de los libreros y tomé el primer libro que tuve a la mano: Poemas humanos. Lo abrí como dicen que debe abrirse la Biblia, al azar, y encontré un poema que me hizo dejar de pensar en Miguel Hernández, en Wislawa Szbymborska, en Julio Ramón Ribeyro:
Quisiera hoy ser feliz de buena gana,
ser feliz y portarme frondoso de preguntas,
abrir por temperamento de par en par mi cuarto, como
loco,
y reclamar, en fin,
en mi confianza física acostado,
sólo por ver si quieren...


Luego leí que César Vallejo no tenía vocación de plañidera, sino que era un vitalista frustrado. Pensé en el futuro y me dije: ¿Cuál es el recuerdo que quieres tenga de ti quien un día vaya a buscarte al lugar donde debiste realizar "tu misión"? ¿La de un llorón quejumbroso? ¿La de un vitalista frustrado?
Entonces cerré el libro y regresé a la cama a darle un beso a mi esposa para despertarla con una sonrisa que aún no han podido quitarme del rostro...

2 comentarios:

Ulises Rivera ACIDminds dijo...

Us saludo mi buen Cocodrilo y muchas gracias por la lección. A despertarse con una cara diferente el día de mañana y a ser más conciente de cómo se quiere ser recordado.

Un gran abrazo!

mangelacosta dijo...

Ulises: Me da mucho gusto que hayas llegado a este espacio que siento tan mío. Además, te agradezco, como siempre, tus comentarios. Ojalá que un día El Negro se digne a presentarnos y nos sentemos a platicar sobre las cosas que solamente hemos mencionado vía internet.
Te envío un fuerte abrazo.