martes, 8 de diciembre de 2009

De revoluciones (los que estén de buen humor, abstenerse)...

Cerré el libro y lo puse sobre mis piernas. Mi esposa dormitaba en mi hombro. Yo también me dispuse a dormir. Íbamos a la altura de Balderas, todavía nos faltaba recorrer muchas estaciones para llegar a Indios Verdes. Era sábado.
De pronto me despertó el ruido de un vagonero, quien vendía un cd con los éxitos del 2009, más de 300 canciones en versiones mp3. Luego se subió un joven con rastas, bermudas y sudadera a salvarnos el día (y tal vez la vida).
Vendía un cd con información útil, para que dejáramos de ser pendejos y evitar que nos siguieran idiotizando las televisoras y los periódicos, que sólo engañan al pueblo y nos mantienen estúpidos gracias las taranovelas y la nacademia y el pendejetón (era 5 de diciembre, por cierto).
Nos dijo que el fascista de Fecal nos tiene en la ruina, que debemos dejar de ser unos pinches seres que nomás queremos comprar cosas, como unos tenis puma, unos nike; que debemos olvidarnos de la vida totalmente palacio, porque al país se lo está llevando la chingada y nosotros no nos damos cuenta.
(Nadie le compraba aún)
Por eso, por pendejos, nos gobiernan políticos corruptos y nosotros todavía somos unos güeyes que le dan dinero a Teidotiza y su Pendejetón, para que ellos dejen de pagar impuestos y nosotros nos sintamos mejor con nosotros mismos.
Las puertas se abrieron y el joven se acercó a donde yo estaba, así que aproveché y le dije:
—Entre las marcas de tenis se te olvidó decir Panam (y le miré los tenis) y también te faltó decir que tú no pagas impuestos al vender tus cd's.
Él me miró, hizo un rápido recorrido por mi atuendo. Creo que me tuvo lástima.
—Se ve que eres un intelectual, carnal, por eso deberías leer Las venas abiertas de América Latina, porque, ¿sí o no: estamos de la chingada?,carnal...
El pitido del vagón se oyó y él salió a su libertad... Hubiera querdio decirle otras cosas, por ejemplo, que si Calderón fuera un fascista él no podría decir lo que dijo, es más, ni siquiera andaría de vagonero; que al país no está tan mal como queremos creer, que yo tengo trabajo, mi familia tiene trabajo, mis amigos tienen trabajo, que nos levantamos temprano y nos acostamos tarde, que por eso deseamos ir en el Metro recuperando un poco de sueño, al igual que miles de pasajeros. Quise decirle que el Teletón puede servir para evadir impuestos (no lo sé y no me importa), pero también sirve para que miles de niños con discapacidad puedan tener una mejor calidad de vida mientras él y nosotros seguimos nuestras vidas sin atrevernos a voltear a ver a esas personas con discapacidad. Decirle que la revolución no se hace en un vagón, vendiendo productos piratas, evadiendo impuestos, sino se hace ayudando a personas, llevando una vida recta, siendo honesto al menos con uno mismo. Quise decirle que a él y a todos los que como él se atreven a juzgarme tengo derecho a juzgarlos yo también, porque si bien su forma de vida es válida, también la mía...
La revolución, le dije alguna a vez a la guerrillera Cuatromilpaz, se hace desde dentro, desde uno mismo, no desde las armas, no desde los discursos. La revolución no es amenazar con una bomba en un CRIT Teletón, donde lo único que se consiguió fue afectar la rehabilitación de cientos de niños y no afectar la reputación de Televisa o de Landeros o de las cientos de empresas que se suman a ese esfuerzo. La revolución está en decir "esta boca es mía", en ayudar al anciano y al joven, en cooperar con los demás, en no romper las reglas... Alguna vez dijo Raymundo Rivapalacio que en estos días resulta más difícil defender al presidente que criticarlo, y creo que lo mismo nos pasa a los mexicanos: hoy en día es más difícil defender al país, no ser corrupto, no ser marrullero, a criticar eso mismo.
Ya basta de tanta crítica vacía, de tantas quejas que son lugares comunes. ¿Hasta cuándo seguiran organizando grupos online que critican al Teletón? ¿Cuándo mejor se reunirán todas esas personas para juntar cobijas y llevarlas a albergues? En la iglesia a la que acudimos el padre, a nombre de la comunidad, lleva cobijas, ropa, comida a quienes carecen de ello. El padre, que no por ser católico es pederasta, ayuda en la medida de sus posibilidades, nosotros ayudamos en la medida de nuestras posibilidades.
No debo ir muy lejos para darme cuenta que los que critican lo hacen desde una posición muy cómoda: la modernidad, la falta de compromiso. Ahí están los que te critican si eres priista, panista, perredista, pues ellos son apartidistas; están lo que critican a católicos, budistas, mormones, baptistas, porque ellos son librepensadores; qué decir de los que critican la corrupción, las mañas de los políticos, y compran piratería, ven alguna forma de transar al de al lado.
No sé... A lo mejor, como dijo el vagonero, debo leer Las venas abiertas de América Latina y hacer de cuenta que no han pasado los años, que aún hay dictaduras militares (de derecha, porque las de izquierda son bolivarianas y buenas), que aún todo sigue igual y que debo cambiar y no ser un burgués más, un proyanqui que trabaja y tiene derecho a hacer con su dinero lo que le dé la gana, a descansar después de haber trabajado todo el día, a criticar a los que me critican...

2 comentarios:

Rogelio Pineda Rojas dijo...

"Vive y deja vivir". Diseña tu propio método. Elabora minuciosamente cada punto de tu decálogo moral. Abre la tumbona en el balcón. Acércate un gimlet con un poco más de jugo de lima. Ponte tus gafas para sol. Recuéstate en la tumbona. Espera que el resto del mundo haga lo mismo. Seremos todos más felices.

Anónimo dijo...

Etiquetas Micky, etiquetas son las que rigen al mundo, lo qu eno nos queremos dar cuenta es que salen sobrando...


MR.