viernes, 18 de septiembre de 2009

Aseguran que hoy se acabará el mundo. No me ha interesado averiguar si será un terremoto, una bomba, una gran explosión lo que ocasione el fin de los tiempos, pero me llama la atención el tipo de personas que lo dicen.
Mi esposa tiene una clasificación: protagonistas y actores de reparto.
Los actores de reparto son aquellos que uno nunca recuerda, que cuando surgen en una conversación sólo es para decir que debe evitarse su ejemplo, y algunos segundos después, cuando la plática comienza a enfriarse, uno cambia de tema para evitar caer en un mutismo criminal ("¿Te acuerdas de fulanito?", dice alguien, "el moreno, con peinado extraño, gordo, que se creía sexi, que pronunciaba la 'x' como si fuera 'ts', 'étsito', decía; uno con el cuello renegrido" y así pueden pasar diez segundos sin que la otra persona lo ubique. Bueno, pues, esos son los actores de reparto, los que son necesarios para que la vida no pase tan sin chiste, pero que cuando desaparecen nadie lo nota).
Decía que hoy se va a acabar el mundo, según dice un personaje de reparto en mi oficina, y lo recordaba cuando caminaba por Insurgentes. "¿Y si en verdad se acaba hoy todo esto?", pensé. No hice nada extraordinario para despedirme de mi esposa, no le he escrito a algunos amigos para quienes nunca tengo tiempo, no he sembrado un árbol, no he tenido un hijo...
Recuerdo vagamente un poema, de Czeslaw Milosz, en donde anuncian el fin del mundo, pero como los pájaros aún cantan y la mañana es hermosa nadie parece darse cuenta. Eso me pasó hoy: creí imposible el fin del mundo.
Digo, aún quedan algunas horas para que ese presagio se cumpla, pero de momento quiero olvidarme de ello. No quiero hacer nada extraño, nada que no haría en "circunstancias normales", quiero realizar mi trabajo, ir a mi clase de francés, comer en la cafetería de la Facultad de Arquitectura; quiero agarrar el Metrobús y llegar a casa, mirar por el balcón, dormir junto a mi esposa...
Hay un cuento de Bradbury en donde una pareja de esposos espera el fin del mundo, todos saben que al día siguiente no han de despertar, pero ellos aún piensan en que olvidaron hacer algunas compras, que deben pagar algunos servicios, y ya cuando la cuenta regresiva está por acabar, se desean buenas noches, se besan y se disponen a dormir.
Si hoy se acabara el mundo, ¿no sería hermoso vivir como si aún nos quedaran muchos días por delante? Espero que sí.

Canción sobre el fin del mundo
Czeslaw Milosz

Durante el día en que acaba el mundo
Una abeja ronda un geranio,
Un pescador repara una red que brilla tenuemente.
Felices marsopas saltan en el mar,
Jóvenes gorriones están jugando sobre la canaleta
Y la serpiente tiene la piel de oro como siempre debería ser.

Durante el día en que acaba el mundo
Las mujeres caminan por los campos bajo sus sombrillas,
Un borracho se adormece a la orilla del césped,
Los verduleros gritan en la calle
Y un bote de vela amarilla se acerca a la isla,
La voz de un violín persiste en el aire
Y guía dentro de una estrellada noche.

Y aquellos que esperaban relámpagos y truenos
Son decepcionados.
Y aquellos que esperaban señales y trompetas de arcángeles
No creen que esté sucediendo ahora.
Mientras el sol y la luna estén arriba,
Mientras el abejorro visite una rosa,
Mientras rosados niños nazcan
Nadie cree que esté sucediendo ahora.

Sólo un anciano canoso, que podría ser profeta
Pero que no es profeta, porque está demasiado ocupado,
Repite mientras lía sus tomates:
Ya no habrá otro fin del mundo,
Ya no habrá otro fin del mundo.

No hay comentarios: