martes, 25 de agosto de 2009

Comenzamos a acostumbrarnos a los golpes de pecho. El presidente dice "ya basta de criticar a México" y claro, brincamos y con la mano a punto de golpearnos el corazón le contestamos: "cómo no hacerlos, vivimos en medio de la violencia, de la corrupción". Luego vemos que los diputados se embolsan el dinero a manos llenas y recriminamos ese dispendio, esa forma de gastar el "dinero del Pueblo".
Pero, ¿no hacemos nosotros lo mismo? ¿Acaso no siempre buscamos darle la vuelta a la ley, a las reglas? Por ejemplo (y lo he dicho ya), criticamos a los políticos corruptos, pero compramos discos piratas; nos quejamos de las decisiones de Conaculta, pero buscamos una beca de jóvenes creadores cuando ya nos ha publicado Alfaguara, Anagrama. No digo que las reglas no lo permitan, pero ¿moralmente está bien hacerlo?
Respecto a este punto: ¿si una beca es para jóvenes creadores no debería impulsar a aquellos quienes desean escribir, que mandaron un buen proyecto pero que aún no logran destacar lo suficiente como para llamar la atención de las editoriales? Es decir, ¿un joven creador con una novela publicada en Anagrama y otra en Planeta merece más ser apoyado por el gobierno para crear una novela que aquel que aún no obtiene notoriedad?
No sé, pienso que la función de una beca es apoyar una vocación y por ello debería impulsar un proyecto (las becas del Fonca, en su última etapa según las actas que presentan en internet, le dan importancia a la "trayectoria del participante"). ¿Necesita esa beca de joven creador quien tiene una novela en Alfaguara, misma que ha reeditado Punto de lectura?
No digo que estos escritores publicados no necesiten la beca (no los conozco y no sé sus necesidades), pero sin duda también la requiere aquel que a diario escribe un poco, que lee un mucho, que manda un proyecto sin antes haber ganado un concurso, sin haber publicado un libro, sin haber dictado conferencias...
La ley lo permite y sólo por eso estos escritores publicados pueden mandar sus proyectos (que a lo mejor son mejores que los del autor inédito), pero de ahí a que los jurados los beneficien por su trayectoria, pues es como definir una carrera de velocidad no por quién llega primero, sino por quién ha participado más veces en ellas.
Ayer leía el blog de Tryno Maldonado y hacía cierta crítica (válida desde el momento en que él la cree) a las prácticas del PRI y terminé molesto, no porque no coincidiera con él, sino porque creo que es un poco establecer una moralidad victoriana (doble): es quejarse de un modelo político que estableció las becas del Fonca, que por cierto él ganó en su modalidad de Jóvenes Creadores (él, con dos novelas publicadas en editoriales comerciales -entre otros muchos libros publicados- y quien además es editor de otra editorial que despunta en México). ¿O sea, es factible criticar los vicios de los políticos pero no ver la paja en el ojo propio (insisto, el Fonca establece las reglas de dichas becas y Tryno se ciñó a ellas, pudo incluirse en ellas, no violó ninguna regla)?
Pienso también en el blog de Eduardo Montagner (a quien admiro) y reflexiono si es válido moralmente que obtenga una beca de "joven creador" y le niegue esa posibilidad a alguien que quiere despuntar, que también es buen escritor?
Este post, a pesar de que lo parezca, no es para criticarlos a ellos por obtener la beca, sino por haber presentado su candidatura y al Fonca por no establecer reglas bien claras, que realmente beneficien a "jóvenes creadores", que establezcan una categoría real de "jóvenes creadores".
Hace días platicaba de esto con mi esposa y le mencionaba a algunos de los jóvenes creadores beneficiados (Luis Felipe Lomelí, Heriberto Yépez, Eduardo Montagner, Édgar Omar Avilés, Tryno Maldonado) y me preguntó: ¿Qué no son ellos de quienes tienes libros en la casa?, pues ¿a qué le llama "joven creador" el Fonca?
Creo que tiene razón, tal vez habría que preguntar a qué le llama "joven creador" el Fonca.




PD. Por cierto, desde hace algunos años no pido esta beca, así que no escribo esto por no haberla obtenido. También debo decir que tengo conocidos que la obtuvieron y otros que no tuvieron esa suerte. Por último: admiro la obra de los autores aquí mencionados. No me molesta su obra, sino que aún se crean "jóvenes creadores".

4 comentarios:

JJ dijo...

Creo que lo que debería hacerse sería dar presupuesto a autores noveles, no jóvenes. Y es que, haciendo un poco de memoria histórica, ¿cuántos autores no noveles se han visto beneficiados con becas para jóvenes en nuestro país? Revisando el listado podríamos hallar a varios autores importantes.

Doble moral hay en todas artes y en todas partes. Cada quien decide a qué entra y de qué se distancia. Las cosas aquí hacen sospechar, mucho, de hecho. Cuando los beneficiarios son talleristas de jurados o tutores, cuando han ganado concursos o han laborado en revistas como Letras libres, como se ha dado en otra institución para jóvenes autores (fml). Entiendo, no queda en entredicho la calidad de la obra de los beneficiarios (bueno, de algunos sí), sino la calidad moral con la que se edifica el arte (y todo) en nuestro país.

En fin, mejor seguir escribiendo y ya.
Un abrazo

Rogelio Pineda Rojas dijo...

Yo tampoco entiendo el concepto de joven creador del Fonca. Sólo sé que por desgracia las canicas se reparten entre quienes ya lo tienen todo. Ahora queda seguir escribiendo con la libreta sobre las rodillas rumbo al trabajo, con ojos repletos de sueño, con el cansancio de jornadas de 10 horas en empleos inmundos o ayunos voluntariamente a güevo. Allí es donde nace la verdadera literatura. Sin comodidades, sin expectativas; nace como los manzanos, cuyas semillas vuelan por el viento hasta caer en tierra fértil: se siembra en nuestra libreta o memorias USB.
Es bueno contar con amigos como tú, con quien comparto una mirada tan similar. Saludos.

A. dijo...

hola Miguel Angel. Es muy cierto lo que comentas en este post. Sin embargo, debo de decir que incluso este año a mí me parece que hubo más equidad en el sentido de que hubo división entre jóvenes creadores, de acuerdo a la cantidad de libros publicados en el género participante, lo que pienso permitía reglas más confiables en el juego. Creo que antes estaba peor. Sin embargo, estoy muy de acuerdo contigo la última crítica que haces sobre quién sí debe o no debe de considerarse joven escritor, pero eso es ya decisión de cada quien. Por otro lado, no comparto el comentario de textonauta, que afirma que la buena literatura se escribe en las rodillas. Más que no compartirla, creo que también hay que decir que la buena literatura la escribe gente que tiene becas y gente que nunca ha pedido una beca o nunca la ha tenido. Eso de ensalzar la escritura desde la pobreza ya no creo que sea de estos tiempos: uno escribe y ya, sin mirar tanto en el ojo ajeno, que yo, creo, es el verdadero reto para los jóvenes o noveles escritores de hoy.

mangelacosta dijo...

Gracias a los tres por sus comentarios. Creo, como dice Toño, que la literatura (¿qué entiende cada quién por "literatura"?) no sólo se escribe en buhardillas, en la pobreza, sobre las rodillas; sino que también se escribe con becas o sin ellas. Aquel que quiere escribir lo hará por ser ese su gusto.
Alguna vez mi esposa me dijo que los escitores escriben, y es cierto, para las personas que quieren escribir no les importa el entorno, sino lo que ellos desean hacer. A mí, por ejemplo, me gustaría ganar una beca y también me gustaría escribir con más regularidad, pero por más que el Fonca me diera una beca, seguramente no cambiarían mis costumbres a lo hora de sentarme a teclear en este blog.
Una última cosa: admiro a Montagner porque su novela me gustó mucho y porque la publicó en Alfaguara (lo que le permitió mostrarla mucho más); a Tryno porque consiguió editar en Anagrama, afrontar todas las críticas que vinieron cuando se empezó a leer "Temporada de caza..."; a Yépez porque con "41 clósets", con alguno de sus libros de ensayos y con su columna en Milenio me hace sentirme bien; a Édgar Ómar porque sus cuentos no son creaciones kitsch, sino verdaderas obras de la imaginación... Pero esa misma admiración es la que me hace cuestionarme si son o no jóvenes creadores.