viernes, 22 de mayo de 2009

El premiar una obra literaria no significa que para todos el libro sea bueno (ni siquiera digo "excelente"). Sin embargo, hay galardones que cuentan con cierto prestigio dentro del llamado "mundo literario".
Ayer leía una reseña de uno de estos libros premiados y el autor de la reseña aseguraba que la obra era un desierto de calidad, dónde sólo una anécdota de un personaje permitía hallar un poco de vida en esas 384 páginas.
No coincido con el autor de la reseña. Pero eso es lo de menos. Lo que me molesta es que los "críticos" pretendan destruir vocaciones, que encuadren a la literatura en sus esquemas, en sus conceptos, con tal de desmenuzar algo que debe comerse entero.
Además, creo que no es conveniente que un joven crítico pretenda ganar respeto "pegándole" a los "escritores consagrados". Por ello, pensaba que cuando alguien decida ser crítico o reseñista, debería empezar por hablar solamente de los libros que le gustan, de los autores que le caen bien.
No entiendo esa manía por criticar a un personaje con tal de meterse en el cuadrilátero de la literatura. Sobre todo porque los críticos "cultos" siempre aborrecen de los banales artistas "trepadores" y eso es justamente lo que ellos son: personas que arman un escándalo con tal de aparecer en pantalla, en revistas, en pláticas de los círculos "intelectuales".
Ayer reflexionaba mucho en una frase que dicen los payasos de las fiestas infantiles: "Si les gustó el show, recomiéndenme; si no, no lo digan para que otros caigan".
Quizá esto es lo que deberían hacer nuestros reseñistas, nuestros críticos: hablar de sus gustos y no de aquello que les pareció fatal, pues sin duda habrá una persona a quien le fascine eso que detesta el crítico. Por ejemplo, cuántos críticos adoran a Borges, y sin embargo hay muchas personas a quienes no les gusta; o cuántos adoran a Saramago, y de repente sale un reseñista a decir que lo que escribe el portugués no tiene ningún valor artístico.
No sé.
Recuerdo algo que nos decía una maestra de periodismo: "La crítica dice más de quien la hace que de quien la recibe"; y también un pequeño verso de Oliverio Girondo: "los críticos olvidan, con demasiada frecuencia, que una cosa es cacarear y otra poner los huevos" (cito de memoria).
Los críticos dicen que en la actualidad no hay excelentes escritores en México, pero ¿acaso hay excelentes críticos o reseñistas?

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