jueves, 12 de marzo de 2009

A mi esposa le gusta revolver mi cabello y buscarme canas. Por lo regular las encuentra en el costado derecho de mi cabeza, donde tengo un lunar y, quizá por ello, mi pelo pierde su color.
De noche, cuando estamos felices, me pide recostarme y sopla ligeramente para separar los cabellos. Luego toma una pinzas para depilar y busca y rebusca hasta que se cansa de arrancar una, dos, tres canas.
Ayer estábamos felices, así que repitió el ritual. Sin embargo, esta vez fue más allá de la zona derecha y empezó a buscar por toda la cabeza:
—Tienes un pelo bonito, lástima que uses tanto gel.
Y fue arrancando cana por cana hasta que fueron más de diez.
Pensé que me estaba volviendo viejo a pasos agigantados.
Después nos dormimos y me imaginé como un hombre "joven" con muchas canas. No me desagradó la idea.
Sin embargo, hoy cuando estaba en el trabajo (vestía una playera) noté una pelusa en mi brazo. Soplé para quitármela pero no se alejó. Pasé la mano ligeramente, y no se quitó. Al final, un poco intrigado, acerqué mi brazo a los ojos y noté que era una cana. Sí, una cana en el brazo.
Desde ese momento no paro de pensar en el momento en que me desvista para irme a dormir; en el ritual que ahora deberá repetir mi esposa, pero a lo largo de todo mi cuerpo. Pienso en las arrugas que he descubierto en mis ojos (y que atribuía al desvelo) y pienso, también, en esa rara enfermedad que provoca que las personas se avejenten en sólo unos días, en unos meses.
No quiero recurrir a la búsqueda en internet pues no quiero austarme.
Por ahora, he empezado a ver los precios de los tintes para cabello; mañana, tal vez, averigue algo sobre las cirugías plásticas...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si tu mal tiene remedio, ¿por qué te afliges? Y si no lo tiene, ¿para qué te afliges?

Anónimo dijo...

Una más una menos, lo peor es quedarse sin cabello...


MR.

Ogirdor dijo...

Ash amigo, te complicas la existencia. Y el botox. ST tiene canas, arrugas, berruguillas y muchas otras cosillas pero vieras como adoro verlas. No sé por qué sufres narciso.