lunes, 4 de agosto de 2008

Teníamos poco dinero, lleno el tanque de gasolina del vocho y unas ganas terribles de salir de casa con tal de no quedarnos a lamentar el no saber administrar nuestros sueldos. Abrí el refrigerador, puse a hervir unos huevos, preparamos fresas con crema, rebanamos pepinos y naranjas y, junto con chile Tajín, limones, abrelatas, sal y cuchillos, lo metimos a una bolsa de mandado y nos lanzamos al Ajusco.

Tenemos que aprenderlo todo otra vez,
yo a quererte a ti y tú a quererme a mí tambien
volver por el camino que inventamos,
empezarlo todo como la primera vez. *

Ella aún no sospechaba que unos meses más tarde pasaríamos por una fuerte crisis matrimonial. Yo ignoraba muchas cosas, más de las que ahora ignoro.

No dar por hecho que esto ya está todo bien,
la historia que escribimos se puede borrar también,
no olvidar que lo nuestro fue una fuerza
como el río que te lleva sin dejarte respirar.

Nos acostamos a leer, después jugamos scrabble, comimos toda la mañana, vimos a la gente disfrutar de un día de campo, nos tomamos fotografías (con la certeza de que ese rollo, al igual que muchos que teníamos en la casa, se quedaría sin revelar). Luego empacamos las sobras y regresamos a la casa.

No dejemos que la vida coma nuestra verdad,
esto que tenemos y que no tiene igual
no olvidarnos que un día habló tu alma
que se abrió como una flor y me dijo también...


Meses más tarde tomamos cerveza en el centro de Tlalpan, ella fumó muchos cigarros, yo comí pizza. Una nueva crisis matrimonial había sido superada, hablada, discutida. Incluso ya no recordábamos la primera del año.

Mírame bien,
te necesito igual
en algo tan pequeño como ver el día pasar,
mírame bien
y dime si me ves
haciendo algo tan sencillo como ver el sol caer.


La otra noche, sorprendidos por tantas fotos que un día habíamos tomado, empezamos a fumar a un mismo tiempo. Ella sonreía aunque alguna vez pensé que comenzaría a llorar. Yo sonreía y me asombraba de ese milagro: una tarde juntos, descansando sin pensar en nada. Ella leyendo, yo haciendo lo mismo, y la cámara dejando correr su temporizador hasta hacer click y congelar esa imagen que tanto puede decir de nosotros, de todas las cosas que hemos pasado, sufrido, disfrutado; recostados sin más, haciendo algo tan sencillo como ver el sol caer.

*Mírame bien, Julieta Venegas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay amigo! Esas crisis matrimoniales! Sí son difíciles de superar, pero como dicen: lo que note mata te hace más fuerte y una vez que ha pasado el trago amargo y se llega al acuerdo sabes, al menos en ese momento, que podrás superar la que sigue.

Suerte!!!
MR.