lunes, 12 de mayo de 2008

Son de Tres Zapotes

Ella está sobre una tarima, tiene seis años. Por un segundo sus pies no tocan el piso. Es una fracción de tiempo: el día es caluroso, alguna señora tiene en la mano su abanico, un niño come un helado a punto de derretirse, huicholes venden sus artesanías, Tlalpan vive un domingo más del Ollin Kan.
Cuando el tiempo vuelve a correr, la niña zapatea magistral, el sonido del son de El coco repercute en la explanada delegacional, unos pájaros vuelan por debajo de la carpa que cubre doscientas (quizá más) sillas en fila. Doce niños más, ellos con guayabera, ellas con vestidos típicos, rasgan la jarana, golpean los bongós, sacan la voz desde su inocencia y la gente aplaude, los hace volver en dos ocasiones tras gritarles el típico "otra, otra". Miguel, quien dirige al grupo Son de Tres Zapotes, bromea con el público, los invita a pararse, a bailar, "para que en Tres Zapotes (Veracruz) digamos que venimos a Tlalpan a partir madres" y todos ríen, aplauden, bailan, festejan.
Al final, cuando ellos ya se notan cansados de darle a la jarana, a la voz, al zapateo, Miguel confiesa que se pelearon con su anterior productor y por eso no pueden vender sus discos, "pero están en Internet, para que vean que lo nuestro sí es por amor al arte y no al dinero", después, a punto de salir del escenario, confiesa "ya no nos pidan otra, porque queremos quitarnos el vicio del escenario, de ser los mejores".

Yo aún sigo disfrutando de su música, sabedor de que domingos como el de ayer, hay pocos.

www.myspace.com/sondetreszapotes

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