jueves, 3 de abril de 2008

Por hoy

Prohibido dejar certezas; sueños en forma de crisálida o cenzontle; hacer preguntas definitivas; ponerle límites a la lengua (y a las caricias). No habría que establecer itinerarios; traer recuerdos incoloros; adjetivar en exceso nuestros pensamientos; corregir sobremanera nuestro hablar. Por hoy, no quisiera dudar de más, ni sentir de menos.
Amanecimos juntos, desnudos, descansados después de casi ocho proverbiales horas, ligeros de cansancio, abrazados uno al otro.
Ella aún soñaba y la luna, mínima como el resto de una oblea, no la iluminaba. Las cortinas estaban abiertas y su respiración era tranquila.
Me acerqué aún más a ella y me regaló un beso entre sueños.
Luego pude nuevamente oler y saborear su presencia, sin que ella se percatara.
En ocasiones todavía le encuentro ventajas a la castidad.

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