lunes, 7 de abril de 2008

Mi esposa dictamina que es hasta ilógico hablar de la luna y su cuerpo desnudo y al siguiente momento de la soledad y la necesidad de regresar a la casa paterna. ¿Pero acaso la felicidad no comparte colchón con la tristeza? ¿No es por esta convivencia que uno disfruta más cuando se mete a la cama entre "ellas" y se revuelca hasta el túetano?

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