lunes, 17 de diciembre de 2007

Lo único que se repitió fue el viaje en coche, sólo que ahora el vocho era rojo y no amarillo.
Esta ocasión no hubo llantos, ni regalos, ni bendiciones, ni somnolencia, ni llamadas, ni hoteles en el centro, ni escándalos a media noche, ni tamales, ni sierra, ni playa, ni tristeza.
Ahora hubo una infracción de tránsito, un hotel cinco estrellas, una comida exquisita (amarillo con res y mole negro), una tarde soleada, Santo Domingo, caminatas, sonrisas, manos unidas, fuegos artificiales, remebranzas, un hombre en frac cantando música ranchera, un teatro y la interpretación de El Mesías, una niñas bailarinas, tlayudas, una noche muy estrellada (la más estrellada de México, dijo ella) y muchas cosas más...
Ella recordó que los criminales siempre regresan al lugar de los hechos. Nosotros lo hicimos casi sesis años después, sólo que esta vez estábamos seguros de nuestro amor y de que había valido la pena haberse casado...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas felicidades!!!!!!!!!!!

MR.