jueves, 8 de noviembre de 2007

Se acaba el veinte

Parece que la fiesta ya casi termina. La gente deambula sonriendo con falsedad, se hacen grupos y se critica, se conspira, todos esperan saber quién será el primero en partir y como si estuviéramos borrachos, abrazamos al desconocido a quien nunca le hemos dirigido la palabra.
Nadie baila, ni bebe, simplemente se deja llevar, como si sólo el tiempo fuera capaz de mandar al destino.
Y así, como en un sueño, voy a la tienda y me topo con X, la mujer que hace ocho años era la fantasía de muchos hombres, la secretaria del funcionario que cuando mucho decía hola (jamás un gracias, un buenos días), la misma que hace casi un año, en una fiesta, me recriminó no haber bailado con ella (entonces pensé que estaba borracha y por eso me había dirigido la palabra, ella, la inalcanzable).
En ese tiempo, sin que nadie lo supiera, la fiesta empezaba a decaer: la secretaria de x se convertía en la asistente de y, la compañera z era despedida, ñ era sustituido por p, y así, sin que nadie adivinara que el final se acercaba...
Total, que hoy la encontré en la tienda, con un abrigo muy largo que le tapa sus formas ahora regordetas, con el rimel corrido, con las zapatillas sucias (como si hubiera bailado mucho). La vi y ella me sonrió, me dijo hola, que tengas buen día y se fue directo a su nueva oficina, quizá a esperar únicamente que alguien apague la música, comience a salir de a poco todo mundo, y el último apague la luz y cierre la puerta.
Todos lo sabemos, la fiesta ha terminado, pero también todos nos negamos a aceptarlo, quizá porque esperamos que alguien grite con todas sus fuerzas: hay un nuevo Rector, la fiesta ha terminado, y entonces, irremediablemente, empecemos a salir de las oficinas, de las dependencias y comencemos (a lo mejor) a paladear la resaca de estos ocho años de rectorado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

eso es cocodrilo, así es como se hace y se escribe lo que se piensa y siente.

un millón de besos por todo

A. dijo...

ah, te entiendo Miguel Angel... pero a veces es interesante salir de la fiesta, fumarte un cigarrito, darle un trago a la cerveza, decir salud y no volver a la fiesta.

Anónimo dijo...

Qué te puedo decir yo, lo interesante de que se termine el veinte es que tienes que echar otro y volver a empezar, pero quizá ahora te deparan cosas extraordinarias.

mr.