lunes, 8 de octubre de 2007

De mi padrino Rojo sólo conozco cuatro cosas: que fue mi padrino de bautizo, que era joyero, que cuando murió organizaron una fiesta de acuerdo a su voluntad y la cuarta, que más o menos va como sigue...
Papá cuenta que cuando me iba a bautizar mi padrino Rojo y mi madrina Pepis (a quien debo un apodo que aún me persigue) mi mamá llevó a mi madrina a la tienda donde nos compraba la ropa. Mi madrina, creyendo que mis papás trataban de aprovecharse de su situación económica, propuso que mejor me compraran la ropa para la ocasión en un lugar más modesto y no en esa boutique (como llamaban en Pachuca a las tiendas fifis hace 30 años). No fue sino cuando la dueña de la tienda llamó por su nombre a mi mamá y le dijo que ya tenía su encargo, cuando mi madrina Pepis aceptó que un comerciante también podía "vestir bien" a sus hijos.
Sin embargo, no es de eso de lo que quiero hablar, sino del día cuando mi papá le comentó a mi padrino Rojo que pensaba comprar una casa. Mi padrino le preguntó que en dónde iba a comprarla, y cuando supo que en el llamado "Fraccionamiento Lomas de Vista Hermosa", esbozó una sonrisa maliciosa y le dijo a mi papá: "no, compadre, para irse a vivir a ese lugar tiene que tener un buen carro, saber vestir; mejor cómprese un terrenito, un cuarto en obra negra y poco a poco vaya adecuándolo según sus posibilidades. Ese lugar (Vista Hermosa) es para gente rica..."
A mi papá se le cayeron los ánimos. Por buena suerte, ese día vio a otro compadre, a mi padrino (en realidad es padrino de mi hermana) Horacio Baños (q.e.p.d.). Él lo alentó a comprar la casa, le ofreció prestarle el dinero que le hiciera falta ("y cuando pueda me lo paga, es más, si quiere me lo paga con mandado (mi papá le vendía la verdura para su restaurante en Pachuquilla, Hidalgo). Dígame qué le hace falta y yo lo ayudo").
Creo, si no me equivoco, que la ayuda terminó siendo su firma como aval.
Hoy, mis padres llevan viviendo en Vista Hermosa 21 años. Mis padrinos han muerto, pero cada que pueden, mis papás hablan de todo lo bien que los trataron mis padrinos de Pachuquilla.
Recuerdo mucho esta anécdota a últimas fechas, cuando le platicamos a alguien que queremos comprar un carro y nos quejamos un poco por lo caro de los enganches, de las mensualidades...
—¿Pues qué carro quieren comprarse?
Y después que les contestamos nos llaman a reflexionar: "no, mejor comprense un pointer, un chevy, un ka, uno baratito, es más, ¿por qué no se compran uno seminuevo?"
Y así, nos van desilusionando poco a poco, diciendo que será muy difícil vender el vocho, juntar el enganche que queremos, diciéndonos (aunque no textualmente) que nos ubiquemos en nuestra realidad, pues para comprar el carro que deseamos "hay que saber incluso vestir, pues esos carros son para gente rica"...
Entonces me entristezco, y después recuerdo a mi padrino Horacio, con sus patillas canosas, su altura y delgadez extrema, con su voz un poco cascada, con su sonrisa demasiado blanca, con el olor a paste y barbacoa que siempre lo acompañaba,
y poco a poco recupero la felicidad
y sé, que a pesar de lo que digan,
cualquiera tiene el derecho
a soñar,
y a superarse...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te diré algo semejante a lo que le dijo el padrino de tu hermana a tu papá, cualquiera puede hacerse de sus cosas, las que quiera, a final de cuentas uno sabe cuánto y hasta cuánto puede apretarse el cinturón y trabajar para lograrlo. Qu eno te desanimen Micky, lo mismo me dijeron a mí cuando compré mi primer carro - que no podría pagarlo, que era mucho, bla bla bla y más bla- y ahora que estoy a punto de acabar de pagar el segundo, ( el primero lo dí como enganche), me di cuenta que los únicos que decidimos que se puede y que no somos nosotros.

Suerte y ánimo!

MR.