lunes, 8 de octubre de 2007

Creo que nosotros tenemos la culpa...

1. Por hablar de otros carros cuando viajamos en el vocho,
2. Por ir a las agencias y dejarlo afuera, vislumbrando su retiro,
3. Por llevarlo al mecánico para que lo arreglen antes de venderlo,
4. Por querer llevarlo a lavar y engrasar pensando en un futuro comprador...
Y él, rojo de coraje, nos responde como un amante vengativo:
1. Se niega a arrancar cuando estamos ante un posible vendedor,
2. Se queja más que nunca (ya cascabelea, ya se apaga, ya se tironea),
3. Se bebe la gasolina de un solo jalón,
4. Se porta berrinchudo y nos hace preocuparnos...
Y lo peor es que no sabemos qué hacer: si darle un descanso, o guardar silencio cuando viajamos en él, o no voltear a ver las agencias de carros, o simplemente hacernos los locos y decirle que hemos cambiado de planes y que aún quiero que me sirva de ataúd para que me entierren junto con él...

No hay comentarios: