martes, 7 de agosto de 2007

Hace días una amiga me dijo que su vida estaba tan bien que temía el momento en que le fuera mal. Es lógico, pues la vida, siempre nos lo han dicho, es una rueda de la fortuna, donde "a veces se está arriba y a veces abajo".
Luego, una persona se preguntó por qué no teníamos un carro nuevo si es que no tenemos hijos, por qué no vestimos ropa de marca si es que somos profesionistas, por qué...
Mi esposa ayer aceptó que ambas interrogantes, la de mi amiga y la de la otra persona, eran válidas. Sin embargo, le repetí el choro que desde hace algunos meses le tiro a quien se deje, ese de la generación de la esperanza.
A mi amiga, por ejemplo, le comenté que así como nuestros padres hicieron de su profesión y de ganar dinero lo primordial (a pesar de restarle tiempo de convivencia con sus hijos), a nosotros nos toca decidir sobre nuestro futuro (por más raro que les parezca a todas las personas).
Me explico: no creo que siempre que a uno le va bien, tenga que cuidarse del día siguiente pues le ira mal (lo de la rueda de la fortuna). Creo, le dije a mi amiga, que nosotros debemos cambiar ese paradigma y pensar que si hoy me va bien, mañana me puede ir mejor, que no todo lo ganado implica un sacrificio y que si de repente sentimos un bajón en nuestra vida no se debe a que nos esté yendo mal, sino a que hemos logrado cierto equilibrio que nos lleva a la rutina (pero no esa aburrida, sino más bien una rutina placentera, equilibrada).
Luego, por responder (aunque a mí no me hayan interrogado) a la persona que habló del coche último modelo, le comenté a mi esposa cuando me veía con sus ojos tristes: el vocho nos transporta, al igual que un carro último modelo, y a pesar de que me gustaría tener un carro nuevo, prefiero "mal gastar" nuestras quincenas en ir a tomar un helado contigo, ir al cine, comprar la blusa que te gustó, gastar en el libro que quiero leer...
Y todo esto no es una justificación, más bien es una propuesta, porque según yo, actualmente estamos rompiendo muchos de los paradigmas con los que nos educaron (los hombres que ayudan a sus esposas en las labores domésticas, el aportar dinero a casa tanto el hombre como la mujer, el matrimonio no sólo es para tener hijos...).
Por eso, en plan mesiánico y más que nada chacotero, he aquí las propuestas para formar la generación de la esperanza (sacadas de todos los manuales de autoayuda y correos cadena que conservo):
*Sé auténtico, sin importar que por ello te tachen de ignorante, burgués, hijodepapi, fresa, rocker (o cualquier otro mote que suene supuestamente despectivo).
*Gasta tu dinero en ser feliz, sin importar lo que digan los demás.
*Trabaja para sobrevivir, pero nunca te olvides que la vida va mucho más allá de tener un buen trabajo.
*Acude y comparte con Dios (como quiera que lo llames o visualices) un lindo atardecer, o cuando el aire fresco te llene los pulmones, o al amanecer junto al ser que amas, o cuando una persona te sonría en la calle y te mire a los ojos...
*No pienses demasiado en el amor, ama; no pienses demasiado en la vida, vive; no pienses tanto en los rencores, perdona.
*Platica con la gente que te rodea, escucha a los ancianos, juega con los niños, come con tus amigos, sueña con tu familia, realizate contigo mismo.
*Lee, ve televisión, hojea el TV Notas, platica de la bomba atómica, juega futbol, comenta los chismes de los famosos, comparte un café caliente, sacúdete los prejuicios.
*Cree: en ti, en la gente, en el hoy, en que si caes es para aprender de ello.
*Espera, cosas buenas.
*Añora, pero no demasiado.
*Toma, fuma, haz el amor, siempre que así lo desees. Desvélate, duerme mucho, disfruta lo que comes, enciérrate, disfruta la soledad, comparte tus sueños, reflexiona, echa la güeva...
Y sobre todo, no creas en estos puntos, simplemente encárgate de vivir como a ti te parezca mejor, aunque todos te critiquen. Caete, levántate, sueña, alucina, haz lo que quieras, que para eso tu vida es sólo tuya, y por eso no debes hacer caso cuando otro la critique o te diga cómo vivirla...
Bueno, eso digo yo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya te extrañaba amigo! Me fui de vaca floja una semana y no te había leído. Muchas gracias por tus palabras, siempre que las necesito abro tu blogg y ahí están. Comparto enteramente tu opinión, de hecho ya casi dejo de obsersionarme con las cosas, que al fin y al cabo son cosas.

Saludos!!!!

MR.