jueves, 9 de diciembre de 2010

Se me va acabando el diccionario

Nació hace exactamente cuatro semanas, a las 16:07, pesando 2 800 kg, medía 48 cm. El nombre fue lo primero que supimos de él, lo escogimos hace varios años, en una plática de esas en que las tardes se nos resbalaban: Efraín. Mucho tiempo después descubriríamos que significa "el que provee".
Hace 28 días, a las seis de la tarde me llamaron a quirófano, me dieron un reporte alarmante y al final me dijeron que el bebé estaba bien. Bajé a ver a la familia de Luisa, fingí una sonrisa y mientras todos me abrazaban yo sentía que el corazón se me escurría en una lágrima que nunca se convenció de salir. Más tarde, ya solo en el hospital, me dijeron que podía pasar a verlos, "sólo 5 minutos" y yo sentí que corría de lo más lento al subir por las escaleras.
Al entrar a la habitación los vi. Ella lucía mejor de lo que me habían dicho, y de Efraín sólo pude ver su pequeña cara. Supe en ese instante que dirían que era una copia mía, pero si lo hacían es porque no logran ver lo precioso que hay en él y que es idéntico a su madre.
Le tomé una foto, una policía me amenazó y me fui a la soledad de nuestra casa, a ver la foto por minutos enteros, tratando de adivinar que vendría después, cuando se acabara esa desolada noche en que no había nadie con quien compartir mi felicidad (¿mi incertidumbre?).
Al día siguiente se llevaron a Efraín a neonatología y ahí lo tuvieron cinco días. No fue sino hasta el cuarto día cuando pude cargarlo entre mis brazos y acariciar su cabello (pelirrojo cuando le da la luz del sol, castaño claro cuando se filtra el amanecer por la ventana y castaño oscuro cuando terminamos de bañarlo).
Luego, por fin, un martes entramos los tres a nuestra casa (esta vez sin llantos ni lágrimas desconsoladas), y nos acercamos a la imagen del Niño de Praga para darle gracias de que nos permitiera estar ahí como una familia. Después pasamos muchos minutos mirando a Efraín, sin decir palabra, sin saber cómo actuar, tomados únicamente de la mano.
Desde entonces hemos aprendido a dormir poco y no resentir los desvelos; le hemos cambiado 121 veces el pañal; lo hemos bañado en ocasiones con miedo y otras entre sonrisas; lo hemos peinado como mohicano, como Benito Juárez y de raya en medio. También, hemos llorado de alegría y de tristeza (al recordar todo el proceso hospitalario); hemos platicado casi en secreto; hemos aprendido a leerle los labios a los actores, para no tener que subir mucho el volumen de la tele.
Y así, cuando en las noches se despierta Efraín y nos permite darle un beso, o lo envolvemos de taquito, o hace un puchero, o llora pidiendo de comer; o también cuando duerme con la placidez que sólo los niños tienen, o cierra los ojos cuando le da de frente el sol, o empieza con hipo después de sentir nuestras manos frías, o emite algún sonido al darse cuenta que beso a su madre... entonces nos abrazamos o nos miramos o nos sonreimos, y pensamos que ha llegado la hora. Entonces recuerdo una frase muy manida: "para atrás ni para tomar impulso".
Después le doy un beso a Luisa (aunque Efraín proteste con un puchero), me despido de Efraín con una caricia ligera y salgo a trabajar, pensando en que incluso antes de que él naciera, comenzaron a llegar las bendiciones, y que cada día es otra oportunidad para construir una nueva felicidad.

8 comentarios:

Rogelio Pineda Rojas dijo...

Pensé que nunca diría esto (o quizá ya lo he hecho en situaciones distintas): te envidio. Me da gusto que todo marche en armonía y que Efraín estrene cada día nuevos peinados. Espero que el peinado al que te referías en el Facebook, con respecto a mí, sea el de mohicano y no el de Benito Juárez, jaja. Hablando de cabello y becas, pues ya deberías ir armando un proyecto con estos post. Es cuestión de buscar una estructura.
Saludos y abrazos a la comarca Hernández-Santillán, y a los osos polares.

mangelacosta dijo...

Igual nosotros te mandamos muchos saludos. No te preocupes por el peinado, fue el de mohicano. jeje. Y bueno, ya hemos hablado de las becas: como que no se me dan. jeje, pero igual este año me animo. A ver qué día nos vemos.

JJ dijo...

Muchacho:
Espero verlos pronto. Ya se extrañaba que escribieras aquí. Me alegra tu alegría.
Un abrazo.
JJ

mangelacosta dijo...

Gracias, Juanjo. Yo también espero que nos veamos pronto. Igual y así podemos disfrutar de esta felicidad en grupo. jeje

Anónimo dijo...

Te habías tardado en postear, pero la espera ha valido la pena.

FELICIDADES A LOS TRES.


A Y M

mangelacosta dijo...

Muchas gracias, a los dos. Esperemos pronto poder vernos. Sigo en deuda contigo M respecto a lo que te dije ayer. Hoy lo intento por la noche.
Saludos desde Mexiquito.

Marisol dijo...

Miguel!!!!
Me da mucho gusto que todo marche bien, que esten contentos con Efraín, que pese a cualquier complicación ya todo esté en orden y se vayan acostumbrando al pequeñito y el pequeñín a ustedes. Me espanta un poco leer que estuviste en la incertidumbre esa primera tarde. Estás lleno de amigos y gente que te quiere muchacho, no te sientas solo, aquí estamos para compartir tu felicidad o preocupación. Te quiero un chorro, ya lo sabes y me alegra de verdad muchísimo leerte contento y en esta nueva etapa de tu vida.
Les mando abrazos a los tres, espero de verdad que eso de "hay que vemos" no se alargue hasta tu próximo cumpleaños.
Abrazos

Anónimo dijo...

Miguel, me fascina escuchar que eres feliz.

Fabiola Pech.