lunes, 13 de abril de 2009

La mujer viene de Veracruz a la ciudad de México. Su llegada es diferente a la de la primera vez, la ocasión cuando vino a un hospital acompañando a su hijo.
Todo comenzó en Córdoba, donde a ella le parecía raro que su hijo se cansara al regresar de la escuela, cuando salía a jugar; pero los médicos no encontraban nada extraño en el niño: no le faltaban vitaminas, se alimentaba bien, era un niño sano.
Hasta que un día alguien le habló de venir al DF, traer a su hijo para que lo atendieran, y entonces la bomba: le diagnosticaron cáncer en los huesos, hubo que operarlo, le retiraron casi toda la enfermedad y ahí, en el hospital, alguien le habló de Casa de la Amistad para Niños con Cáncer IAP.
Así que en aquella ocasión fue a pedir ayuda y se la dieron, le explicaron qué era el cáncer y cuál era la mejor forma de ayudar a su hijo, le dieron alojamiento y pagaron su transportación de Córdoba al DF y sus traslados entre el hospital y Casa de la Amistad.
La primera noche que pasaron en Casa de la Amistad su hijo le hizo una pregunta: "¿Por qué me traes a este lugar donde hay tantos pelones?", seguramente tendría miedo.
Luego vinieron 11 quimioterapias al niño, en la última ya se convulsionaba, así que fue imposible que le aplicaran la número 12. Tras el tratamiento, el niño comenzó a perder su cabello y por las noches, entre llantos, sólo le pedía a su madre un favor: "Cómprame Folicure, mamá, dicen que con ese shampoo no se te cae el cabello".
Ahora, cuando cada mes vuelven a consulta, no deben preocuparse por los gastos del pasaje, por alojameinto en el Distrito Federal, por su comida, pues en Casa de la Amistad han encontrado el apoyo necesario. Pero, ¿y quién apoya a Casa de la Amistad? (perdón por el fusil a la Cruz Roja)
Casa de la Amistad para Niños con Cáncer IAP

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