viernes, 9 de enero de 2009

Era de noche y caminábamos por Insurgentes Sur. Hacía frío, nuestros pasos eran rápidos y mi esposa y yo fumábamos. La Mona hablaba y describía y anotaba y daba más ejemplos. Veníamos excitados.
¿Hace cuánto no me entusiasmaba tanto un proyecto del que desconozco casi todo?
La Mona soltó un dato. Mi cabeza revolucionó: lo que el Negro está haciendo con su empresa, lo que ofrece Google, una posible solución a un problema laboral, la posibilidad de dar una respuesta...
Caminábamos hablando de literatura, de fotoperiodismo, de internet, de myspace, de blogs, de hi5, las herramientas que proporcionan, de no descubrir el hilo negro, de capacitarnos...
Estoy casi seguro que si una grabadora nos hubiera seguido y registrado nuestra conversación quien la escuchara pensaría que era la plática de unos jóvenes, de esos que aún quieren comerse al mundo.
"¿Y si con una grabadora digital hacemos unos podcast? ¿Y si entrevistamos y editamos un buen video? ¿Y si experimentamos con las posibilidades de escuchar la voz del autor?" Y si esto, y lo otro...
Eran casi las once. Un puesto de revistas estaba cerrando y La Mona le deseaba buenas noches al dependiente, él le respondía el saludo.
Estábamos en nuestros dominios, en esas calles nadie podía hacernos nada, la ilusión viajaba con nosotros, nos sentíamos jóvenes, y las calles eran los únicos testigos de ello.
Era una noche en el sur de la ciudad. Nosotros caminábamos, caminábamos, caminábamos...

No hay comentarios: