jueves, 24 de abril de 2008

Falta más de un mes para mis veinte y diez

Hace unos días le decía a un amigo en su cumpleaños que estaba entrando a la edad de las decisiones: los 30.
Quizá de ahí mi angustia, pues aún no sé si quiero comprar una casa o tener un hijo o irme a una montaña y convertirme en asceta o marchar al desierto a ser tendado por los demonios.
Todavía siento que me faltan muchas cosas por hacer en estos veinte, aunque también me ilusiono con todo lo que vendrá durante la siguiente década.
Hoy lo pensaba y de inmediato quise leer los libros que no he leído, escribir las cosas que no he escrito, decir las cosas que no he dicho. Estaba en eso cuando me di cuenta que la vida no se acaba a los veintinueve, que tal vez lo mejor de estar entrando a los treinta es tener la paciencia para hacer las cosas, dejar de ser impulsivo, olvidarme de fobias de juventud, dejar ese "medio tono" que caracterizó mis veinte: ni bien, ni mal, sino todo lo contrario.
Hoy lo pensaba y por eso he vuelto a escuchar A mis cuarenta y diez, pues a mis veinte y diez, veintinueve dicen que aparento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La década de las decisiones, cierto amigo. Ahora sigo ese comentario en mi mente. Justo así, como lo relatas, he pensado en lo que viene en los siguientes diez. Me siento como nuevo.
Aquí andamos y lo mejor, lejos o cerca los correremos al mismo tiempo. Qué mejor compañía, si me permites darme cierta importancia de alguna manera en tu espacio.
JARCL.