jueves, 19 de abril de 2007

Si me cuestionas, me atacas...

"Aún habemos (sic) gente idealista, aunque estemos en la bancarrota", me dijo una compañera antes de salir de mi oficina. Habíamos estado hablando acerca del sindicato al cual pertenece y de la marcha que harán el 2 de mayo en contra de la nueva ley del ISSSTE, así como de la manifestación de mañana a las afueras de Rectoría.
¿Por qué se manifiestan en Rectoría, si ellos no tienen nada que ver con la ley del ISSSTE?, le pregunté inocente, con una de esas dudas que me han acompañado desde que me entero de las marchas y actividades sindicales de la Universidad. "Es muy fácil", contestó (me sentí estúpido) "porque al no oponerse, no defienden nuestros derechos y esa es su obligación".
Me pareció lógico, claro, si quien lo hubiera dicho no perteneciera a un sindicato que tiene "n" beneficios ajenos a sus labores. Por ejemplo, si deben ir a pagar la luz, pueden pedir un permiso y salir en sus horas laborales; si roban y les caen en el atraco, pueden alegar locura; cosas por el estilo...
Luego me instruyó en el sentido de que gracias a ellos nuestro salario (el de empleados de confianza y honorarios) se incrementaba cada año ("así que no deberían de ponerse en ese plan (de criticarlos)"). Me dijo que las movilizaciones servían como presión y que sin ellas no se lograría nada. ¿Y qué marcha de los últimos diez años ha conseguido modificar una actitud?, le cuestioné sin intención de hacerla enojar. Se justificó diciendo que eso dependía de las cabezas, de quienes además desconfía, pues "poderoso caballero es don dinero" (esta frase la ocupó cada una de las ocasiones en que se refirió a su líder sindical). ¿Entonces, si ustedes saben eso, por qué permiten que utilizándolos, sus líderes ganen canonjías?...
Y así seguimos... Ella empeñada en la movilización, en los paros, en las exigencias de sus derechos (sin pensar, creo, en los derechos de los demás), hasta que de momento se levantó de la silla. No la vi enojada, ni siquiera molesta, sin embargo, cuando soltó su "aún habemos (sic) idealistas, aunque estemos en bancarrota" supe que no le habían agradado mis preguntas.
Un amigo, El Patachín, quien al igual que yo algún tiempo coincidió con los postulados de la izquierda mexicana, me dijo un día: "ante la falta de argumentos, la cerrazón, el ataqué. Eso es lo que le queda a la izquierda".
No quería creerle, aunque hoy le concedo el beneficio de la duda...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mmmm, no, no creo que eso sea la único que le quede a la izquierda, depende de la gente. Lo mismo hace la derecha ante falta de argumentos atiende a las descalificaciones, aunque con su tono ad hoc a la coyuntura globalizada, digamos globalifóbicos.
Ró.